6-PATRIMONIO CULTURAL Y SUS RECURSOS
Breve recorrido histórico
Llinars del Vallès como municipio ha padecido grandes cambios con el paso del tiempo, y parece necesario hacer un recorrido histórico para poder comprender lo que es hoy en día este municipio.
El territorio de Llinars del Vallès no siempre se ha mostrado como a día de hoy se presenta, si no que fue durante la postguerra y en la segunda mitad del siglo XX cuando este municipio empezó a dibujar la silueta que hoy en día encontramos.
El municipio recibe el nombre de Llinars por primera vez, en el año 919, y las pruebas que certifican este hecho son los restos arquitectónicos que en la actualidad forman parte de un conjunto patrimonio artístico del pueblo.
Los primeros conjuntos societarios que se produjeron en este territorio fueron el poblado ibérico del Faro, que presentan una antigüedad mayor a 2.500 años, más tarde los romanos también formaron parte de este territorio, y posteriormente, a partir de la edad media, en esta porción de tierra se comienza a formar un pequeño grupo urbano, justo después de la expulsión de los árabes del país por parte de los Reyes Católicos. Para entonces, ese núcleo urbano estaba configurado por tres grupos de población, siendo el clérigo, los guerreros y los campesinos. El clérigo construyó las primeras iglesias del municipio, las cuales a día de hoy se conservan.
Ya en 1395, la baronía de Llinars estaba formada por un conjunto de 78 familias, las cuales representaban un total de unas 400 personas aproximadamente. Aún así, el aumento de población se produjo de manera lenta, ya que para 1719 el territorio solo contaba con 159 familias, es decir, se aumentan en 81 familias en un período de tiempo de 324 años. No fue hasta el siglo XIX que el crecimiento de esta pequeña población fue notorio, y ya para el siglo XX con la llegada de gente procedente de otras regiones del país, con tendencia a llegar del sur de la Península, se incremento la población, en 1900, un total de 1294 vecinos y 90 años después llegando a ser 5.571 vecinos.
En un transcurso de tiempo, partiendo aproximadamente del siglo XVI hasta mediar el siglo XX, el pueblo se caracterizó por ser una pequeña villa de campesinos, trabajadores de la tierra y el campo y criadores del ganado. Cabe remarcar que a día de hoy la agricultura solo representa un 1,3% de la actividad económica de la población.
Por otro lado, como todo territorio, con la llegada de nuevos trasportes se produce un gran avance para la población, y Llinars del Vallès no fue excepción de ello, ya que con la implantación del ferrocarril en 1860, supuso un cambio drástico de progreso, remarcando el avance en la comunicación.
Otra fecha significativa para este pequeño municipio, fue la llegada de la guerra civil que no pasó de forma discreta por dicho territorio, dejando dañado muchos edificios del pequeño pueblo, y el añadido de la dureza que comporta una postguerra.
Otro fenómeno de importancia fue la llegada de veraneantes a la pequeña población durante la primera mitad del siglo XX. Estos veraneantes se les llamaba señores, y era gente que venía de Barcelona, de la “gran ciudad” y el objetivo de ese camino hacia Llinars del Vallès era la búsqueda de agua y aire saludable. Se habla que la llegada de veraneantes fue un fenómeno de gran transcendencia ya que aportaron dos consecuencias, una de ellas fue de carácter positivo ya que estos veraneantes aportaron riqueza a la población durante sus estadas en Llinars ya que cuando se trasladaban temporalmente al pueblo ellos requerían servicios de los campesinos, también necesitaban modistas, señoras de la limpieza, etc. Pero por otro lado, también aportaron una consecuencia de carácter negativo ya que frenaron la industrialización del pueblo, ya que se obstaculizó durante los años 50 la instalación de fábricas debido a que los veraneantes querían seguir manteniendo la calidad de vida, propio de los pueblos alejados de ciudad.
Situando el municipio en los años 50, éste empieza a recibir los primeros inmigrantes de otros puntos del país, como fue el caso de mucha gente recibida de Almería, y posteriormente se convirtió en una llegada masiva de forasteros. Esto tuvo consecuencias, ya que el pueblo no estaba preparado para poder abastecer a un crecimiento de la población tan brusca y el municipio quedó corto de recursos, ejemplo de ello fue la falta de conexión de luz, de agua, etc. LIinars tuvo que buscar medidas para poder hacer sostenible aquella nueva situación del territorio, y como primera medida fue necesario poder abastecer de agua a todos los miembros del pueblo, siendo para ello preciso el nuevo subministramiento de agua que se obtuvo de la planta del Ter. Ese fue el momento de impulso, de un crecimiento del territorio ya que las pequeñas urbanizaciones del municipio fueron creciendo y se propulsó la actividad de construcción, provocando cada vez más la llegada de gente procedente de otras localidades, comarcas o provincias del estado español.
Desde 1966 hasta 1970, fueron años de prosperidad para Llinars del Vallès ya que como municipio se realizaron cambios de importancia tanto en la imagen como en la estructura de la población. Ejemplo de ello fue que las calles se asfaltaron, el problema del abastecimiento del agua quedó solucionado y también se reconstruyeron puntos concretos del municipio que se encontraban en ruinas o estropeados a consecuencia de la guerra. Todos estos cambios en su conjunto, fueron resultado de una visión de progreso y bienestar del municipio.
A día de hoy, en el municipio se pueden encontrar numerosos rincones de recuerdo, puesto que la historia ha hecho de ese pequeño territorio el municipio que es hoy. Estos rincones del recuerdo se encuentran en algunas de las pequeñas calles, edificios de épocas pasadas que en la actualidad de conservan, etc.
Patrimonio cultural
Patrimonio Arquitéctonico, Artísitico y Natural de Llinars del Vallès
Como ya se ha comentado anteriormente, este municipio conserva un gran patrimonio de monumentos prehistóricos. Este patrimonio es una vista rápida a lo que fue este territorio muchísimos años atrás y hace referencia a la arqueología de este pueblo, pudiendo tener una pequeña referencia de cuando se empezó a vivir en él.
El Castellnou es un palacio renacentista que a día de hoy aún se conserva en el municipio. El objetivo de su edificación, siendo posible entre 1548 y 1558, fue la construcción de una nueva fortaleza y así poder substituir el antiguo Castell Vell, el cual fue, en 1448, destruido por un terremoto. Esta nueva edificación, el Castellnou, ha pasado a ser uno de los elementos principales del patrimonio y símbolo identitario de de este pequeño municipio. Esta construcción fue declarada monumento historio artístico en el año 1983. (falta foto libro castillo)
Las Creus de Terme son dos cruces de estilo gótico que pertenecen al siglo XVI y son de término parroquial. En la Vía Romana, saliendo del municipio, está situada una de ellas, es la cruz de Can Llobera y está cerca de una de las masías que también recibe este mismo nombre. La cruz esta formada por un zócalo de cuatro escaleras, de fuste octogonal de piedra, y encima se encuentra una decoración vegetal en la base y representaciones figuradas en cada cara. Las características de la cruz representan la leyenda de Sant Jordi, con la princesa y el dragón, y también se pueden observar, aunque de forma deteriorada, otros personajes. En el anverso de la cruz se puede ver la representación de la crucifixión de Jesucristo. Ambas cruces tenían como función delimitar el territorio y otorgar una protección espiritual al municipio. La otra se sitúa en la zona del cementerio de Llinars del vallès.
Actualmente, el municipio conserva los Pous de Glaç, considerados como patrimonio histórico del municipio. Antiguamente, eran estimados como almacenes de hielo. La característica especial de estos pozos de helero, es que dicho hielo se obtenía de forma natural, es decir, unas balsas de agua próximas se congelaban de forma habitual por las bajas temperaturas que se originaban en los inviernos del municipio y de ahí se obtenía el hielo. Estos pozos de hielo fueron utilizados hasta finales del siglo XIX y a principios del siglo XX. La importancia de estos pozos de hielo fue dado a que gracias a ellos se podía recoger y guardar el hielo que esas balsas de agua congeladas en el invierno producían, y así era posible almacenarlo para el consumo.
Estos pozos de hielo tienen la característica de ser depósitos cilíndricos cubiertos, que tiene unos 10 metros de profundidad aproximadamente. Estos pozos fueron construidos en el siglo XVI. En aquella época el hielo era comercializado por todo el país, ya que tenía valor de importancia en diferentes aspectos, ejemplo de ello fue el uso de hielo en la conservación y transporte de alimentos o la terapéutica.
Los dos pozos que actualmente se conserva, están situados, uno de ellos, en las cercanías de Can Mora, y el otro en las proximidades de Can Colomer.
Uno de los testimonios más importantes de los habitantes originarios de este pequeño territorio, y que a día de hoy se conservan, es el Dolmen de Pedrarca. Éste se encuentra situado casi a las afueras del municipio, justo al límite de los términos municipales de Llinars del Vallès y Vilalba Sasserra, en un camino que se dirige
hacia una masía que recibe el nombre de Ca l’Adrià. El dolmen esta justo debajo de un regio y vistoso pino. El Dolmen de Pedrarca fue construido con un objetivo funerario de la época Eneolítica o del Calcolítico (2200 -1800), aunque cabe decir que el dolmen en la actualidad se encuentra un poco desplazado de su sitio original.
Una de las parroquias con más relevancia para el municipio es la de Sant Joan Sanata. Ésta se encuentra situada en el norte del municipio y esta muy próximo a su municipio vecino, Vilalba Sasserra. En las proximidades de esta parroquia, se encuentra una zona rural que se constituye por un conjunto de masías dispersa por los alrededores y que se encuentran aisladas, se sitúan en una gran zona de extensos conreos. Los vecinos de esta zona rural se caracterizan por vivir de la ganadería porcina y bovina.
Una situación más concreta de la parroquia es un territorio que se emerge entre los términos territoriales de Vilamajor y de Santa Maria de Palautordera, y está a unos 210 metros de altitud.
La parroquia es mencionada por primera vez en el año 1041, pero la edificación, de origen románico, se originó en 1572.
A lo alto de un cerro, hacia el nordeste del municipio, a un kilómetro aproximadamente, se encuentra situado Sant Sadurní de Collsabadell, una parroquia consagrada en 1130, pero citada por primera vez, de forma aproximada, el año 1040.
La edificación que actualmente podemos encontrar, está realzado sobre un pequeño templo de planta románica, que hizo que se pudiera conservar la forma originaria, hasta que en tiempos más cercanos, se decidió engrandecer está iglesia, en el siglo XVI, aunque un siglo posterior, también se dieron lugar a nuevas reformas. La evolución de esta iglesia protagonizó la construcción de una nueva capilla gótica situado debajo del campanar y se alzaron los pisos. Más tarde, en el año 1646, se vio añadido una nueva capilla, conocida con el nombre de Capella del Roser, y posteriormente otras llamadas Sants Màrtirs i de Bona Sort.
El edificio, fechas posteriores, con la llegada de la guerra civil, padeció una quema de gran envergadura, aunque fue posible la salva de algunos retablos y algunas piezas de orfebrería.
En la actualidad se imparte misa los domingos, y un grupo de vecinos avivaron la festividad de la fiesta mayor.
El Castell Vell o Castell del Far, es una construcción, que a día de hoy se encuentra en ruinas a lo alto de un cerro, y fue mencionado por primera vez en el siglo XI. La construcción responde a una fortaleza que fue levantada sobre posibles runas ibéricas y romanas pertenecientes al siglo IX o X. Esta zona tiene gran interés porque es una gran fuente de hallazgos arqueológicos que concluyen que quizás se tratará de un castillo de cátaros.
La situación de este lugar se encuentra a unos tres kilómetros del municipio, y desde allí se pueden apreciar una panorámica de excepción del Baix Montseny. Hacia el siglo XII la edificación constituyó reformas, a destacar en especial, el levantamiento de la torre principal de la fortaleza.
Una fecha de acontecimientos para el castillo, fue el año 1448, donde la edificación se derrumbó a consecuencia de un terremoto de gran intensidad y los propietarios que vivían en el Castell Vell se vieron obligados a irse de allí, y se dirigieron hacia el núcleo de Llinars donde consecutivamente se construyó el Castell Nou. Cabe indicar que del Castell Vell se salvó de la catástrofe natural la capilla de Santa María.
Actualmente se pueden visitar las ruinas que quedaron de aquel fenómeno natural.
Personajes ilustres
Paseando por el municipio es fácil reconocer algunas de sus calles o plazas nombradas con algún personaje ilustre, siendo ejemplo de ello, Santiago Rusiñol, Frederic Marés o Damià Mateu. El motivo de que el municipio nombrara con el calificativo de estos personajes ilustres algunas de sus calles o plazas, es porque
dichos personajes tuvieron instancias largas durante temporadas en el pueblo, durante el siglo XIX y XX, viniendo en búsqueda de la pureza del agua i del aire de la villa, aunque no solo atrajo a personas ilustres dicha pureza, si no que esa fue la causa de que los barceloneses quedaran cautivados por lo que Llinars del Vallès podía ofrecerles.
Frederic Marés (1893-1991) fue un importante y conocido escultor catalán, que durante los periodos de verano se trasladaba con la familia al pequeño municipio a la masía de Can Rossell, que a día de hoy sigue conservándose. El atractivo del pequeño pueblo hizo que la familia Marés acabara construyéndose una vivienda, la torre en la calle Reverend Pere Bonastre.
Frederic Marés dejó huella en el municipio y que a día de hoy se puede contemplar, siendo constituido por la imagen de la Madre de Dios del Prat, en la iglesia parroquial de Santa María, y también por la escultura del rebeco de la plaza de Santa María.
Santiago Rusiñol (1861-1931) fue un personaje catalán conocido por su talento dramático, por su narrativa y sus pinturas. Santiago Rusiñol también pasaba sus largas temporadas de verano en Llinars del Vllès, en la casa que a día de hoy se sigue conociendo como Can Planàs. En Llinars el personaje encontraba su paz y tranquilidad que necesitaba para poder pintar. El municipio le reconoció como personaje ilustre, el año 1926, y le dedicó el nombre de la calle donde él vivía.
Santiago Rusiñol popularizó algunas de las tradiciones más curiosas del pueblo, entre ellas las carreras de burros durante las fiestas mayores y la corrida de toros
A día de hoy, una de las escuelas más importante del municipio es el colegio Damià Mateu, el cual es un reconocimiento al personaje ilustre Damià Mateu, junto con una plaza que también recibe su mismo nombre. Este personaje también escogió Llinars del Vallès como segundo municipio en las largas temporadas de verano, con el objetivo de huir de la gran ciudad durante el periodo de buen tiempo. Su vivienda de verano era la conocida Torre de Miranda donde a día de hoy no se conserva.
Oficios perdidos
Como toda población, Llinars del Vallès ha sufrido una gran trasformación en toda su estructura, por ello haremos un breve recordatorio de algunos de los oficios, como por ejemplo el de botero, encajera o el de puntero, que caracterizaron esta población y que a día de hoy se han perdido.
Uno de los oficios con más importancia en el pueblo fue el oficio de botero, aquellas personas que se dedicaban a hacer las botas para el vino. Este oficio era importante porque la montaña de Collsabadell contaba con extensiones de viña y el vino se hacía en el seno de las propias familias. Este oficio se perdió con Marcel·lí Joaquim que fue el último botero que ejerció esta profesión en el pueblo.
Otro oficio perdido por la modernización de los trasportes fue el de tartanero, era el conductor de las tartanas vehículos que funcionaban por tracción animal.
Actualmente, quizás todavía se encontraría algunas mujeres de adelantada edad, que dediquen su tiempo libre a hacer puntas de cojín, pero es evidente que ya no es considerado como un oficio, donde tradicionalmente podía encontrarse en el municipio. El trabajo de encajera, como muchísimas otras actividades artesanales, poco a poco con el paso del tiempo ha ido desapareciendo.
Si echamos la vista a tiempos pasados, situándonos a principios del siglo XX, una de las imágenes más característica de las calles del pueblo, era un conjunto de niñas sentadas en sillas de boga y con un cojín apoyado en la pared, mientras dejaban pasar las horas enmarañando los hilos y así trazando dibujos.
Gastronomía
Para entender un poco la gastronomía de la comarca del Vallès Oriental, es preciso previamente, tener conciencia que los diferentes municipios que conforman la comarca, siempre han sido territorio de paso para los que iban y venían por la provincia de Cataluña, es decir, la comarca ha sido como un camino de ida o de vuelta hacia algún destino. Por este motivo, su gastronomía está compuesta por una amplia variedad de productos culinarios ya que ese “ir y venir” por la comarca la ha hecho rica aportándole una gran base culinaria tradicional llena de variedades.
Llinars del Vallès este año ha celebrado su V muestra de gastronomía donde se ha ofrecido un variedad de platos que han sugerido los restaurantes que se pueden encontrar en la zona. Esta V muestra de gastronomía se celebró el 5 de septiembre en la Plaça dels Països Catalans. La participación fue un éxito ya que asistieron un total de ocho restaurantes, dos pastelerías, una chocolatería, un horno de pan y cuatro bodegas, que consiguieron que los visitantes pudieran probar las delicias que la zona ofrece.
Fiestas y costumbres del municipio
Llinars del Vallès es un territorio repleto de tradiciones y donde el paso del tiempo ha hecho de este pequeño pueblo un conjunto de valores y costumbres que le definen como territorio. A continuación se pretende exponer algunas de las costumbres y tradiciones que han perdurado y que a día de hoy se siguen realizando.
Una de las fiestas más emblemáticas del municipio y que más llinarsenques reúne es la Fiesta Mayor, que se celebra del 8 al 11 de septiembre y es una fiesta de gran importancia para los pueblerinos ya que es una celebración muy significativa y participativa por todos ellos. Los llinarsenques se dividen en dos grandes grupos, el grupo de los azules y el grupo de los rojos, el significado del color es la situación del pueblo, es decir los que viven en la parte del sur del municipio se representan con el color azul, mientras los que viven en la parte del norte visten de rojo durante la fiesta y existe una línea divisoria que es la riera de Giola. La explicación de esta divisoria fiesta que parece que separe en dos grupos de rivalidad del pueblo, a día de hoy responde a que antiguamente existía cierta rivalidad entre las dos porciones del pueblo, aunque en la actualidad se limita a ser un enfrentamiento pacífico y amistoso durante la Fiesta Mayor, y esta rivalidad festiva tiene el objetivo de demostrar que grupo es mejor realizando un conjunto de pruebas que se les propone cada año, siendo ejemplo de ello la comida de flanes, la tirada de cuerda y la famosísima guerra de agua. La batalla festiva se realiza en la misma línea divisoria, en la Riera de Giola.
Una de las tradiciones que en la actualidad con más gusto se mantiene, es El Mercat dels Bolets, ya que es una tradición muy arraigada en el municipio desde el siglo XIX. En la temporada de setas, en otoño, se reunían en búsqueda de setas gran variedad de compradores, campesinos y vilatantes y con el paso del tiempo se creó un mercado donde tradicionalmente se vendían las setas encontradas. El mercado se situaba en la Plaça de la Villa donde ponían las “paraditas” y los vendedores traían su gran cosecha en cestos y los forasteros venían con gran interés a comprar el producto encontrado.
En la actualidad el Mercat de Bolets se sigue realizando y este mercado dio renombre a los níscalos y pinatells del pueblo. El pueblo recibe muchos compradores de fuera del pueblo.
Otro aspecto característico del pueblo es el Club Esportiu Llinars. El futbol local del municipio tiene sus orígenes en 1916, donde el primer terreno de juego fue la plaza de Santa Maria y desde entonces sus jugadores han defendido sus colores, siendo coincidentes con los del Barça-set camps. Posteriormente, se obtuvo un terreno de juego oficial que fue donde actualmente se encuentra el CEIP Salvador Sanromà. A día de hoy se juega en el campo de Joan Misser.
El Ball de Gitanes sigue siendo una tradición celebrada, se sigue manteniendo como uno de los símbolos folklóricos de la comarca.
También como rasgo que caracteriza el pueblo, cabe plasmar en este trabajo la tradición del “mercadillo semanal”, donde cada semana el día viernes, en la zona más céntrica del pueblo, ubicado en la zona de los “chiringuitos”, se concentran pequeñas “paraditas”. El mercadillo es muy asistido por los pueblerinos, ya que en estos pequeños puestos pueden encontrar, artículos para el hogar, ropa, incluso verduras, etc.
Y finalmente, por fechas navideñas, también caracteriza al municipio la “Fira dels turrons”, donde se instalan pequeñas carpas que ofrecen turrones caseros.
Turismo
Rutas alrededor del municipio
Llinars del Vallès cuenta con un entorno paisajístico magnífico y para dar con el solo hay que adentrándose en los bosques que rodean el municipio y ver la magia que éstos tienen por sí mismos. A las afueras de LLinars del Vallès se pueden encontrar maravillosas rutas que permiten descubrir el patrimonio natural y arquitectónico que el municipio puede ofrecer.
Algunas de esta multiplicidad de rutas que se pueden encontrar vamos a plasmarlas aquí por su interesante recorrido.
Ruta 1: Llinars – Sant Andreu del Far - Can Ferrerons - Collsabadell – Llinars
Se puede disfrutar de esta ruta y a la misma vez conocer todo el sector Nord-este del parque natural de Corredor. La ruta tiene una durada de dos horas y media aproximadamente. También se podrán apreciar las iglesias simbólicas de la ruta, siendo la iglesia de Sant Andreu del Far i la de Sant sadurní de Collsabadell. Este itinerario permite apreciar una panorámica excepcional del Montseny.
Ruta 2: Coll de Can Bordoi – Iglesia de Sant Sebastià – Torrassa del Moro – Coll de Can Bordoi – Castell de Llinars – Coll de Can Bordoi
Esta ruta ofrece todo el sector situado a límites de la vertiente oeste de la sierra del Corredor, y una parte del conocimiento histórico del municipio. La ruta tiene una duración de una hora y tres cuartos aproximadamente. Se pueden apreciar las iglesias de Sant Cristófol y la iglesia de Sant Sebastià, que actualmente se encuentra casi en ruinas. Esta ruta tiene un desnivel de 185 m, por lo que hace que sus vistas sean de particular belleza, viendo enfrente el macizo del Montseny, y abajo todo el núcleo del pueblo de Llinars del Vallès i la Depresión Prelitoral, y en días sin nubes se aprecia las cordilleras Litoral y Prelitoral.
Ruta 3: Llinars – Sant Joan de Sanata
Esta es el itinerario más corto de los aquí nombrados, con solo una duración de unos cuarenta minutos aproximadamente. Se parte desde el núcleo del pueblo y ofrece un paseo por la iglea de Sant Joan de Sanata, una de las parroquias del pueblo, el paseo también ofrece La Creu de Terme, la cruz parroquial del siglo XVI. Esta ruta no ofrece panorámicas como las otras dos rutas anteriormente explicadas porque ésta apenas cuenta con un desnivel importante, solo es de 28m. Es un itinerario más tranquilo y corto.